Es
un sistema de cultivo con laboreo mínimo para el cultivo de
hortalizas. Se trata de cultivar las plantas sin utilizar surcos y
pasillos entre ellas, sino “camas” de 1,25 m. aproximadamente de
anchura con estrechos pasillos laterales. La longitud puede variar
según las disponibilidades del terreno, siendo habituales longitudes
de 2 a 3 metros.
El
laboreo es profundo y se hace una sola vez al inicio incorporando
gran cantidad de materia orgánica. La cama profunda nunca se pisa
pues se trabaja fácilmente desde los pasillos laterales.
Con
este sistema, las raíces de las plantas pueden profundizar sin
esfuerzo en lugar de extenderse lateralmente. Ello permite una mayor
densidad de plantación y, por tanto, una mayor productividad.
Los
beneficios de utilizar esta técnica son:
- Se aprovecha terreno al evitar pasillos.
- El trabajo inicial queda compensado por un ahorro de labores posteriores, ya que no es necesario volver a cavar, salen menos hierbas y se arrancan con mayor facilidad.
- Se ahorra riego, puesto que lo mullido del terreno y la mayor concentración de plantas ayuda a mantener la humedad.
- Al incorporar gran cantidad de materia orgánica y poder hacer cultivos más densos se llega a cuadriplicar la producción.
- El suelo queda siempre mullido al no ser pisado.
- La cama está siempre cubierta por un cultivo denso o, cuando queda vacía por los restos de las plantas cultivadas anteriormente.
- Al poder profundizar las raíces sin dificultad, es ideal para el cultivo de zanahorias, rabanitos, remolacha y nabos.
Los
pasos a dar para hacer una cama profunda son:
- Se marca unos de los bordes de la cama con un cordel y, tras medir 1,25m en perpendicular, se coloca otro cordel en paralelo.
- Se marca una zanja y se excava la profundidad de una palada, dejando la tierra al otro lado de la cama.
- Con una horca se rompe el subsuelo que ha quedado al descubierto, para que las raíces puedan ahondar más.
- Se extiende una capa de 5 a 8 cm de estiércol bien descompuesto o de compost totalmente hecho en el fondo de la zanja para enriquecer el suelo.
- A continuación, se vuelve a marcar la otra sección contigua y se va escavando como la anterior.
- La tierra que se va sacando se esparce sobre el estiércol de la primera zanja hasta cubrirlo.
- Se coloca otra capa de estiércol en la primera zanja y se vuelve a cubrir con la tierra de la segunda, con lo cual quedará ligeramente elevada respecto al nivel de los pasillos.
- Se ahueca el fondo de la segunda zanja y se repiten los pasos 4 a 7, rellenándolo con la tierra sobrante de la primera zanja que quedó a un margen.
Marisa Buján (Profesora de Agricultura Ecológica)
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